La máquina

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No soy piloto para tanta moto, pero ¡¡vaya gusto que me doy conduciendola!!

viernes, 13 de abril de 2012

INCULTURA Y SUCIEDAD


Con los viajes se aprende mucho (sobre todo de tus errores) son cultura pura y dura (como las drogas que te metes entre pecho y espalda en los 300 primeros kms), conoces sitios interesantes llenos de anécdotas curiosas (la mejor recta para parar a vomitar y la única farmacia del pueblo) y, al menos yo, voy escuchando la radio que es mi fuente más habitual de noticias, conocimientos y, como no, cotilleos varios. Si algún día los directores de los canales infantiles (Disney, Cartoonito, Clan...) se deciden a hacer pequeños intermedios en los que el Pato Donald (no, su dicción deja mucho que desear, mejor lo hace Daisy), o Bob Esponja (tampoco, mejor Calamardo), o las Bananas en pijama (buscar en google si alguien no cree que existan) den un resumen de las noticias más destacadas del día los padres actuales estaríamos muchísimo mejor informados. Conozco a madres que se han enterado hace apenas una semana en una reunión del colegio de la boda de los príncipes de Asturias, no digo más.

Pero viajar con niños y pretender rozar de alguna forma la intelectualidad es una tarea tan inútil como averiguar la verdadera edad de Ana Obregón, estamos condenados al fracaso de modo irremediable.

Algunos abuelos tienen la costumbre de escuchar la radio mientras viajan, sobre todo si corre Alonso, juega Nadal o hay partido (el equipo es lo de menos, lo importante es que haya pelotas) pero, claro, si el nieto está viendo Cars, Toy story, Hércules o similar, la voz de Lobato le impide seguir el diálogo de una película que ha visto 9.027 veces y, si te pierdes una sola palabra luego no sabes de qué va. Así que, amablemente, le pide al abuelo que apague el aparato, algo que la abuela considera de lo más razonable, cómo no. El asunto acaba en tablas: la radio sigue encendida, pero a volumen mínimo y digo orgullosa, que el pequeño dictador también bajó el sonido de la película. ¡BIEEEEEN!.

Las paradas intermedias ya no son una excusa para visitar algún lugar de interés, monumento, villa o acueducto, ni para, en su caso, tomar un café, refresco o similar. Sirven fundamentalmente para jugar un ratito en el tobogán o el columpio disfrutando mientras tanto de una temperatura envidiable, entre 50º sobre cero en verano y 50º bajo cero en invierno, salvo que llueva. Entonces se impone una visita a ese parque temático que son las tiendas de las áreas de servicio. De nuevo el infante localiza el eslabón más débil (abuelos, claro está) para conseguir a base de chantaje emocional que le compren alguno de los juguetes, malos, caros y repetidos, que se amontonan en las estanterías. Suelen llevar caramelos o gominolas en su interior, sospecho que para obligar a comprar más toallitas limpia-todo, que también de eso tienen.

Pot algún motivo misterioso los padres y/o acompañantes llegarán a su destino sucios, sudorosos, estresados, cansados y, en general, envejecidos. En cambio el retoño, haya o no dormido durante el trayecto, estará en plenas facultades físicas y mentales, así sean las 3 de la madrugada. ESTO ES ASÍ, SIEMPRE, SIN EXCEPCIONES. Si el niño está espídico, llorón, insoportable, se acude a esa frase tan manida "Es que tiene sueño, el pobre está muy cansado". Claro, es normal, con el viaje que se ha pegado...

PD.Que nadie nunca, jamás, sin excepciones de ningún tipo pronuncie la frase "Seguro que se duerme en cuanto suba al coche". Son las palabras anti-mágicas, es como decir tres veces el nombre de Candyman, son la forma más eficaz de provocar insomnio infantil, avalado por pediatras del mundo entero (todos ellos padres).

7 comentarios:

  1. Casi me lo estoy pensando lo de ser abuela,
    igual renuncio. Bueno, no, que yo no conduzco ya, así que en el asiento de atrás a no-dormir con el niño y a ser el eslabón débil. Los padres a conducir que es su obligación y calladitos.

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  2. Me río leyendo tus comentarios, tienen mucha gracia y podrían aplicarse a la mayor parte de los padres que viajan con sus hijos.
    Pero hija, es que no escarmentais, siempre estais de un lado para otro y no teneis pereza para nada, je je je…. Pero mira, haceis estupendamente, porque al cabo de los años, solo quedan los buenos recuerdos, y cuando ¡por fin! los hijos empizan a irse solos de vacaciones y vuelves a tener la libertad para hacer lo que te da la gana, los viajes ya no tienen el mismo encanto. Hasta que llegan los nietos y vuelves a empezar de nuevo.

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  3. Así es, te pasas la vida soñando con viajar y luego las circunstancias cambian totalmente.
    Lo que puedas, hazlo hoy.
    Yo me lo paso bomba con lo que escribe Paz, por eso vuelvo a releerlo, aqui estoy!

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  4. Jajajaaa muy bueno Paz... Yo hace nucho que pasé esa etapa, "mis niños" están en edad de hacerme abuela y lo estoy deseando, ya veré si luego me arrepiento:))

    Esos viajes con los crios chicos nosotros los hacimos en tren Bilbao Cáceres...imaginate 12 horas con dos niños de 4 y 1 año...llevabamos de todo, comida, pañales, juguetes y chuches para dar y tomar.
    Ahora estamos disfrutando de otra manera,los dos solos, con la caravana y la Vespa. Pero tengo muy buenos recuerdos de esa época.
    Buen fin de semana.
    Un beso

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    1. Mis viajes de verdad-verdad eran Gijón-Vivero (casi en la frontera con la provincia de Coruña) hace mil años, cuando no existía el Puente de los Santos sobre la ría del Eo y tardabas tus buenas 4 horas en llegar a Ribadeo (ahora lo haces en 45 minutos), pero te daba tiempo a verlo todo, incluso a hacer noche en cualquier pueblo desconocido porque no había más remedio. Gracias a los mareos conocimos sitios buenísimos para comer, entre ellos Casa Consuelo, hoy famosísimo y Casa Fernado I, que ya hay el II, nos desviávamos en todas las playas o caminos que nos llamaban la atención y era una aventura nueva cada vez, era fantástico, ahora tienes la vista puesta en el destino y no te fijas en nada más, una pena.

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  5. Me has hecho recordar los viajes que nosotros hacíamos Valencia-Barcelona y Valencia-Pirineos, con nuestros hijos (3), hace un montón de años. Con diferentes medios para entretenerlos que ahora, pero el resultado era el mismo: mareos, peleas, pipí, popo, me aburro, cuando llegamos?, falta mucho? y por supuesto antes de llegar a destino, cambio de ropa a los tres.
    A pesar de todo, los recuerdos son buenísimos.
    Quiero decirte que me haces disfrutar con todo lo que escribes.

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  6. Y yo me he acordado que no llevábamos cinturón de seguridad, que nos poníamos de rodillas en el asiento para ver los coches que venían detrás, que dormías acostado como si fuera un sofá... Viendo cómo están las cosas actualmente me parece imposible haber sobrevivido a tanta falta de seguridad, ¡qué padres, cuánta inconsciencia¡. Pero era mucho más divertido, sin duda.

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