La máquina

La máquina
No soy piloto para tanta moto, pero ¡¡vaya gusto que me doy conduciendola!!

lunes, 28 de mayo de 2012

El color de mi cristal


Hace mucho que no paso por aquí porque, al fin y al cabo, el viaje no lo voy a hacer yo (y ya era hora que currase un poco el viajero y se ocupase de su blog, digo yo) pero a raíz de los últimos acontecimientos (léase entradas) no puedo por menos que meter la nariz y el resto del cuerpo y hacer notar mi sentir.
Como queda claro para todos los que hayais estado por aquí recientemente, hemos estado de frenéticos preparativos para emprender la aventura, preparativos que Bernardo ha empendido con entusiasmo y alegría. Yo no. Yo no puedo negar que me aburro mortalmente en una tienda de motos, que escoger un casco, unos guantes o una cazadora no siempre es preferible a ir al dentista y que te saquen la muela del juicio sin anestesia ni previo aviso.
Andar corriendo de un lado a otro, venga a mandar correos, a buscar el visado, hacerse fotos de carnet en las que no se tenga cara de uno de los 10 delincuentes más buscados (por si luego no lo dejan pasar la frontera), es un auténtico rollo.


Ya me parece insoportable cuando se trata de un viaje al que vamos a ir todos y que me apetece muchísimo, así que en este caso para que hablar del nivel de sopor que me provoca todo esto...
Y que conste que no soy ninguna bruja porque:

-. No sólo le he dado mis bendiciones al viaje, sino que lo he animado a ir en momentos de duda maridil.
-. Lo he acompañado a hacer alguna de las gestiones y compras.
-. Yo le abrí el blog.
-. Me informé sobre las vacunas que tenía que ponerse (sólo el tétanos afortunadamente, porque de otro modo ya podían ir rifando el viaje otra vez).
-. Le voy a prestar unos calcetines largos estupendos que tengo.

En el fondo creo que la mitad del tiempo fingía estar ocupado con los preparativos para hacerme más sencilla la separación y que llegara cuanto antes ese momento en el que dices "Por Dios, vete donde quieras, pero vete ya que no puedo más con la vida". Exactamente la misma táctica que se usaba con las madres cuando querías ir a algún sitio y ella no te dejaba, agotarla por aburrimiento, y es que los clásicos nunca nos fallan, pasa como con los bolsos de Chanel 2.55.

Así que desde aquí hago constar mi total y absoluto apoyo a mi marido en este periplo, no hace falta que intente ninguna otra táctica de guerrilla familiar, puede irte cielo, sin prisas pero sin pausas, que otra tanda de preparativos no creo que pueda superarla y, de rebote, tú tampoco.

3 comentarios:

  1. Lo primero, espero que ya estes recuperada.
    Y después, si yá está todo listo me alegro por tí Paz...esa táctica que usabamos con las madres ahora, la usan con nosotros de la misma forma nuestros maridos y los hijos...dan el coñazo hasta que consiguen lo que quieren:))
    Un beso.

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  2. Pues nada, una patadita en el trasero, unos lloros (no quien los evite)y sin darte cuenta ya está en casa otra vez con la ventaja de que te habrá echado de menos ... todos los segundos del día!

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  3. Ayer me ha dicho Bernardo que es una entrada muy cañera, que debería meterme con Trimbolera, con Luis, y con los que me dan madera, y no con él. No es nada demasiado personal, es lo que se llama "licencia poética", pero estoy muy contenta porque tenga la oportunidad de hacer este viaje, que es fantástico, sólo tiene la pega de ser en moto. Con tanta agitación como hay ultimamente en mi casa casi no me doy cuenta que no queda nada para que se vaya, claro que voy a echarlo de menos, pero no soy tan egoísta como para decirle que no vaya y disfrute todo lo que pueda.

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